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Carolina

Mis experiencias de acoso y de violencia han sido en el área personal y en el área laboral obviamente ahora que estoy trabajando dentro de la Universidad, nosotros incluso como docentes también sentimos esa parte de acoso, gracias a Dios no ha llegado a una violencia. Nosotros como docentes estamos expuestos, no sólo son los estudiantes, como te dije en la Universidad que yo trabajo al ser tan grande y contar con tantos profesionales y a la vez también con tantos docentes, pues si se presta para eso, se sufre porque es un ambiente un poco contaminado y machista porque esto está enraizado, se manejan ya como una política administrativa y política de ejercer poder por medio del puesto que tienen.

Yo te puedo decir que ya voy más de 8 años en esta institución, también trabajé previamente en otras unidades educativas, pero por ser esta la reciente puedo decir que el hecho de recibir esa miradas intimidantes y no es el hecho de como uno se viste, ni siquiera para llamar la atención, tampoco es que me gusta mostrar, pero ya se siente y es muy incómodo o hay casos en los que te quieren hacer favores a cambio de algo, te lo insinúan y eso es lo molestoso para mí, me ha llevado a desmotivarme también dentro de mi carrera profesional, llega un punto en que si no cumples o haces lo que las personas que están en poder quieren o no les ves o no les hablas bonito o no les coqueteas, no consigues las cosas. A mí no me gusta conseguir las cosas así, entonces gracias a Dios pude conseguir el puesto porque pasé por un concurso en un proceso público, pero también se escuchaba la otra cara del proceso, de otras maneras con las que no estoy de acuerdo, en las que pagas a alguien o haces algún otro tipo de cosas puedes conseguirlo. Una de mis vivencias es cuando yo pasé por un proceso donde obtuve un puesto para un doctorado, la Universidad pagaba todo y cuando ya hice todo el proceso, solo tenía que firmarme el rector y ya, pero me dijo no, tuve que ir a ver porque me negaron, entonces tuve que enfrentarse a discriminación con personas del mismo género, por ejemplo la secretaria en este caso del rector, me miraba mal, como diciendo porque reclamo, hasta las mujeres te hacen ver de menos, o suponen que se consiguió las cosas por otro tipo de favores, como me ven joven, creen que uno no tiene el aval y a la inteligencia para obtener ciertas cosas y eso es lo que desmotiva. En mi caso, han habido otras compañeras que si lo han conseguido, no puedo decir cómo lo hicieron, porque no me consta pero yo estuve en el mismo proceso y a mi no me lo dieron, ya siendo aceptada y solo faltaba una firma y ahí es donde uno se desmotiva, a la final dejé ahí el proceso, porque yo no quiero inmiscuirme en otro tipo de situaciones que no van con lo que yo creo.

También se presenta el caso de los estudiantes, como a una la ven joven, creen que pueden sobrepasarse, nunca falta el estudiante coqueto, es ahí donde les pongo un freno, a veces los estudiantes creen que porque le coquetea a la profesora, le va a subir el punto, le va a dar al trabajo extra o va a conseguir algo, entonces les dejó muy en claro desde el inicio, que conmigo estas cosas no van, les explicó que aquí todos trabajamos y todos nos merecemos la nota de nuestro trabajo y de nuestro esfuerzo, no hay nada adicional, aquí se trabaja todo el tiempo. Hay que marcar muy bien los límites, porque los estudiantes riegan historias que a veces no son ciertas o cuentan versiones distorsionadas de las cosas. Habrás escuchado algunos escándalos de la universidad, varias chicas denunciando temas de acoso y está bien, se volvieron tan mediáticos que la universidad actuó, sin embargo una como docente también ha visto como los estudiantes aprovechan su posición para difamar, como actúan en grupo, la universidad se ve obligada a tomar acciones, incluso sin investigar, si no que lo hacen por presión, por eso es importante conocer el lado y lado de las cosas.

En la universidad también se presentan los chistes machistas y si no te ríes no eres parte del grupo, así que uno tiene que marcar los límites, al principio son chistes leves pero luego siguen subiendo de tono, es un irrespeto en el ámbito laboral y uno tiene que saber manejar. Como tu ves, yo no soy de maquillarme mucho, no uso escote o ropa apretada, para evitar ese tipo de comentarios con estudiantes o compañeros docentes, uno se piensa dos veces que se va a poner, que no se vea muy grande el busto, que la ropa este holgada; a la final esto no debería ser así, porque si una se maquilla o se viste de alguna forma es por gusto propio o resaltar algo, para sentirnos bonitas y deben respetar, pero la gente cree que es para llamar la atención de los otros. Recuerdo que en algunas ocasiones por algún evento, tenía que ir más arreglada, más formal y no faltaban los comentarios de los compañeros, diciendo sus piropos, a veces ya pasándose, entonces ahí es donde se les pone freno, esto pasa mucho con docentes temporales o nuevos, ya que creen que la dinámica es así, con profesores con los que ya se lleva trabajando más tiempo, se crea un ambiente de familiaridad. Con docentes de otras facultades, en capacitaciones que tenemos, algunos empiezan a mirar de forma extraña e incómoda, también se ha recibido comentarios fuera de lugar, como saben que soy docente de inglés, me ven pasar y me dicen compañerita, cuando me da una clase privada, esos comentarios incomodan, porque una diferencia cuando lo dicen de manera seria o una broma inocente de un doble sentido o con otras intenciones, el lenguaje corporal con el que dicen las cosas, intimida. Hablaba con una compañera de esto y decíamos si así son con nosotras que somos docentes, como serán con las estudiantes. El machismo es tan grande, que se supone que la universidad es un lugar seguro, sin embargo replican estas conductas.

Ahora en el ámbito personal, tuve una experiencia fuerte y fue con el papá de mi hijo, este evento marcó mi vida. Yo era muy joven, él era mayor, yo siempre he sido una persona que a donde vaya, sea donde sea tengo que estudiar, tengo que prepararme, me gradué de contabilidad en el colegio, cuando en los colegios daban el título de bachiller específico, yo iba a seguir eso, comencé a coger unos cursos, incluso comencé a hacer un voluntariado que me encantaba, tenía mis cosas pero me sentía sola porque no tenía con quien compartirlo, en este caso pude irme al extranjero, acabé de estudiar el idioma y estaba cogiendo los cursos para prepararme en el área que me gustaba y pues conocí a esta persona, comencé a compartir, contar, a decirlo y me sentí acompañada entonces, estaba con él. La relación era muy bonita en un principio, siempre estaba pendiente de mí, era cariñoso, era muy lindo. Yo siempre quise tener un hijo, me sentía sola porque estaba sola y uno no poder manejar esa soledad, a veces uno elige personas no adecuadas y eso lo entiendo, sin embargo, me cuestiono por qué no fui lo suficientemente fuerte, recuerdo que antes, yo sí lo era, no supe en qué momento se perdió mi fuerza, mis ganas de hacer las cosas, no sé en qué punto yo me sentí cansada de estar luchando sola y que por esa necesidad de llenar eso, acepte a una persona que en un principio se presentó muy juicioso y educado, me acompañaba, iba a hacer las cosas conmigo, estaba muy preocupado de cómo estaba y me comencé a encariñar, pienso que si me enamore porque uno comienza a idealizar a esa persona. Una ni siquiera se da cuenta y la relación se empieza a tornar tóxica.

En mi caso, a raíz de que me embaracé fue que cambió, él pensó que yo me había embarazado para amarrarlo o para quedarme con él, yo si quería tener un hijo pero no para atraparlo o que este conmigo, mi sentido era el sentirme acompañada, ahora en retrospectiva ya sé que no se tiene que elegir desde el vacío, ni desde la necesidad, uno tiene que elegir estando bien, estando sana. Sigo aprendiendo de la enseñanza, de lo que viví, pero a pesar de que han pasado tantos años, ese dolor es palpable y yo no sé por qué no se va, a pesar de que he trabajado en mi dolor, esa cicatriz se quedó. Me duele mucho por las personas que están alrededor mío, porque a la larga uno puede llegar indistinta e inconscientemente a lastimar, yo creí que di vuelta a la página, pero no fue así.

Recibí maltrato físico y psicológico, desde ahí comencé a ser muy callada, ya no decía las cosas, no les decía nada a mis papás para que no se preocuparan, lo viví sola. Él me tenía amenazada con mi hijo, decía que me lo iba a quitar, si salía a la calle a hacer algo, él se quedaba con mi hijo para que sepa que yo iba a regresar. Cuando viví eso solo quería desaparecer, no quería estar más aquí, quería que todo se acabe.

Él comenzó a cambiar y recuerdo la primera vez que me pegó, estábamos orando, agradeciendo los alimentos y sólo porque no me escucho que oraba me dio una cachetada muy dura, me lanzo al otro lado obviamente por la fuerza que tiene un hombre, yo me quedé en shock, no sabía qué hacer o decir, en ese momento solo pensaba en proteger a mi hijo, por suerte no le hizo nada, a partir de eso, comencé a ser mucho más temerosa y mucho más callada. Hubo momentos en los que sí me enfrenté a él, pero era muy grosero para hablar, usa palabras que te hacen sentir a uno como que no valieras, yo me sentía así, que no merecía nada y pensaba que yo misma me metí en ese problema y me tocaba aguantarme, recuerdo cuando estaba embarazada, me quiso golpear con una correa, yo logré correr y le dije a mi no me pegas y él me dijo, ni si quiera los animales hacen eso, hasta ellos protegen a sus hijos, y si te daba con la correa en la barriga, que le hubiera pasado al niño, es decir me culpaba por haberme movido y no dejarme golpear. El era muy audaz, la única vez que me golpeó en la cara fue cuando me dio la cachetada, de ahí me golpeaba del cuello para abajo, para que las marcas no sean visibles y nadie se dé cuenta. Cuando nació mi hijo, me golpeaba en el baño o en otra habitación para que mi hijo no vea el maltrato.

El nacimiento de mi hijo fue muy fuerte, porque él no me creía que iba a nacer, recuerdo que empecé con las contracciones y él llamo a la señora que estaba a cargo de mí, ella le dijo que al ser primeriza, mi parto se iba a demorar, pero que si quiere que me lleve al hospital, pero si no estoy dilatada, me iban a regresar a la casa, él me dijo a manera de amenaza no me harás ir de gana, si no; por miedo yo me aguanté y tuve a mi hijo por emergencia, en el departamento, porque si él no veía que la cabeza de mi hijo estaba saliendo, no hubiese llamado a la ambulancia. Creo que sufrí de depresión posparto, porque creía que ni siquiera podía cuidarle a mi hijo, incluso llegó a decir que por mi culpa no podía amamantar a mi hijo, yo creo que por mi estado anímico a mi hijo no le gustaba mi leche, recuerdo que me succionaba los pechos con el extractor y le daba a mi hijo con cucharita para que pueda recibir los nutrientes de la leche materna, pero hubo un momento que incluso me saque sangre, yo sabía que eso no estaba bien, que me estaba haciendo daño a mí misma, sin embargo, no podía contárselo a nadie, a esto se suma que él estaba todo el tiempo vigilándome, no tenía libertad, como él no trabajaba, todo el tiempo estaba ahí. Yo recibía por parte de mi trabajo la manutención de mi hijo y mis ingresos, él tenía mi tarjeta y sacaba el dinero para todos los gastos, podía controlarme de esa manera, podría estar siempre conmigo, no sabía cómo escapar, pero gracias a Dios, mi papi me manda dinero para comprar los pasajes a Ecuador, porque le quiere conocer a mi hijo, como ese dinero no era mío, él no pudo controlarlo y pude comprar los pasajes. Él tenía miedo de que yo no vaya a regresar, me decía si tú haces algo, yo tengo un tío del Ejército y le digo que le haga algo a tus papás si no vuelves, entonces él estaba tan confiado de que yo iba a volver, incluso compre los pasajes de ida y vuelta.

Al llegar acá a Ecuador, no le conté nada a mis papás me quedé callada. Mientras estaba aquí, aproveche para ir a la casa de la mamá de él, la señora muy amable, pude contarle todo, la señora que me dijo pero si tú no eres feliz, no tienes que regresar, aquí tienes a tu familia; pues creo que la señora sabía cómo era el hijo, por esa razón es que mi hijo tiene relación con su abuelita paterna, la señora ha sido muy buena persona, siempre ha estado ahí, totalmente diferente a lo que es el papá de mi hijo, incluso él no tiene contacto con la mamá porque ella es la que le llama la atención, es la que le dice cuando hace algo mal.

Cuando decidí finalmente quedarme aquí en Ecuador con mi familia y ya no volver, él me llamaba a disculparse, a decirme que va a cambiar, que ya no pasarán las mismas cosas, pero sabía que sus disculpas no eran reales, porque ya había pasado antes, que se daba una pelea y me pedía disculpas, pero después volvía todo a lo mismo. Tenía tanto miedo que si pensaba en regresarme, pero quien sabe lo que hubiese pasado. Reflexione lo que me paso y agradezco a Dios que no le haya hecho nada a mi hijo, por suerte todo fue contra mi, en realidad no se que le hice, pero todo era en contra mía, ahora entiendo que no es por mi culpa, si no que esas personas tienen una patología y son así con sus parejas, tal vez por su ego o narcisismo.

Paso el tiempo y lamentablemente se repitió el patrón con una persona que yo ya conocía de muchos años, nunca me pego pero son las palabras o sus actitudes, todas esas maneras de tratarme o de minimizar las cosas que yo hacía, también me ha costado entender esta situación. Me sentía frágil y uno busca a alguien, tal vez por los vacíos que tuvo en la infancia, a alguien quien le proteja, entonces yo volví con un novio de mi juventud, lo conocía, pensaba que no me va a hacer daño, no me va a lastimar, me refugié en él, pensaba que me iba a salvar, salía de esta relación en la que yo me sentía totalmente vulnerable, atacada, violentada y dije con él no me va a pasar, pero me trajo a vivir otra historia también dolorosa.

Se repitió el patrón, nos casamos, tuvimos una hija, éramos una familia, sin embargo yo me hacía cargo de toda la situación fuerte de la casa, él estaba bastante cómodo, el trato era muy feo, me hacía sentir como que debo estar agradecida de estar con él por el hecho de que me haya aceptado siendo madre soltera, me minimizaba, recuerdo que cuando lograba algo, se lo contaba con mucha alegría, él me decía, no pienses que te voy a festejar, tus logros son tuyos, no míos y eso te sirve a ti, no a mí, esas cosas me dolían mucho, uno espera que la persona con la que comparte su vida se pueda alegrar de los logros de una, pero eso no me pasaba. Admito que yo tengo un error, porque al no tener confianza en mí, al sentir que yo tengo que ser agradecida de que la otra persona se fije en mí, me conformaba con las migajas de amor que recibía. En ocasiones yo quería acabar todo, pero el empezaba a portarse amable, con regalos y detalles, entonces yo seguía con él, pero después volvía a su comportamiento grosero, es como que trataba de que se me pase el enojo y este tranquila y volver a lo mismo.

Cuando discutíamos, el hacía todo para que pueda tener la razón, utilizaba mucho el sarcasmo, me atacaba, y yo no decía nada, pero sobrepasaba mi paciencia, entonces yo respondía, me defendía, a la final yo quedaba como la loca, conflictiva y el siempre sacaba la carta de mi pasado, que tal vez por eso soy así, que debo agradecer que estoy con él, porque el me acepto así, como si ser madre soltera fuera un problema. Lo que teníamos no era una relación, recuerdo que incluso las cosas que el compraba, ponía a nombre de su mamá, hacer las cosas aparte de la pareja, para mi no es correcto, pienso que él presentía que todo iba a terminar en algún momento. Analicé todo y decidí parar todo, vivimos separados un año, es decir estábamos en la misma casa, pero ya no éramos pareja, él estaba ahí por mis hijos, es un buen papá, me daba mucha pena por mis hijos saber que si su papá se va de la casa, se van a alejar de un papá cariñoso, expresivo. A la final, las cosas se dieron, le dije que se vaya de la casa, y hasta el último momento quiso poner las cosas a su favor. Él se fue en un fin de semana y al mes siguiente ya estaba divorciada, siento que ya lo tenía todo planificado, esto fue al principio de la pandemia y ahora llevo un año.

Quiero sanar, quiero estar bien conmigo misma, de aumentar mi autoestima, quererme un poquito más, saber enfrentar la situación, que las cosas que me pueda decir no me afecten y ser más fuerte y no volver a elegir a alguien por el vacío o falta, ahora entiendo muchas cosas, sigo en un aprendizaje constante, quiero entender las señales para no volver a lo mismo. En realidad, yo sí me he alejado totalmente, no me quiero comunicar con él a menos que sea necesario por mis hijos, él es muy manipulador, se pinta como perfecto, siento que me es difícil poner límites, pero pienso que con otras personas puedo hacerlo, porque con él no, porque no puedo manejar la situación, debido a eso he podido cortar de raíz la comunicación con él, ya no quiero sentirme menos y es mejor alejarme de él, creo que esa es una gran victoria. Supe que se contagió de COVID, que estuvo hospitalizado, que salió de eso y ahora esta bien, pero mejor de lejos con él, se ha perdido ese cariño.

Leía que estas relaciones violentas son como la droga, sabemos el daño que hacen, pero seguimos ahí, no entendemos lo que pasa y no sabemos cómo salir. Lo bueno de la pandemia es que me ha ayudado a poner freno, porque no hay la oportunidad que me diga para salir a tomar un helado, a dar una vuelta o a comer, estas personas aprovechan ese tipo de situaciones para pedir perdón, entonces uno se lo cree y se les da otra oportunidad, por un tiempo todo es felicidad pero otra vez se empieza con los comportamientos violentos y abusivos. Esas personas no buscan ayuda, por ende no van a cambiar, porque creen que no lo necesitan, que están bien. Recuerdo que yo paseaba, tenía mis cosas, era independiente, sin embargo, era esa parte de mí que no disfrutaba adecuadamente de mi soledad, porque si la hubiera disfrutado adecuadamente no hubiera caído en eso. Ahora estoy tratando de disfrutar mi soledad sanamente. Mis hijos están grandes y están en la etapa que prefieren salir con sus amigos y no con sus padres, si me duele un poco eso, pero pienso que debo salir a distraerme, salir con amigas, a socializar.

Recuerdo que con el papá de mi hijo trataba de hacer las cosas bien, de no cometer ningún error para que él no se moleste conmigo y no me golpeé, con mi exesposo tome otra postura, simplemente deje de esperar cosas de él, ya no esperaba que sea detallista o amable, no esperaba nada, en algunas ocasiones yo era la que tenía detalles con él, pero lo hacía por mis hijos, si yo organizaba algo, era para compartir el tiempo en familia, para que mis hijos vayan creando esos buenos recuerdos de una familia, sin embargo como pareja no, eso se había desvanecido.

Actualmente, debido a todo eso, tengo un problema de comunicación, me cuesta mucho expresar mi opinión cuando se ven involucrados sentimientos o emociones más íntimas, prefiero evitar para no llorar o emitir algún otro sentimiento, es mi mecanismo de defensa. Siento que soy una persona insegura, no tengo confianza en mí misma. Tengo miedo a hablar en público, siento que me van a juzgar, me intimida, pero ahí es lo extraño, cuando doy clases, fluyo y soy muy buena, pero para socializar o dar alguna conferencia, me cuesta, se me entrecorta la voz. Todo ese dolor lo tengo aquí en el pecho, cuando hablo de eso, obviamente voy a llorar porque es algo que solo yo pase y no culpo a nadie más, fue mi culpa esa decisión, también fue mi culpa no decir a nadie porque yo creía que me iba a pasar algo más grave si lo contaba. Referente a mi exesposo, tengo una verdadera mezcla de sentimientos, frustración, iras hacia mí, culpa por no ser fuerte, por no poder decir lo que me está pasando, culpa de haberme metido en esa situación, iras contra él, odio, resentimiento.

Mis mayores miedos en estas experiencias, es que pensaba que me iba a matar por algo, ya sea por un mal golpe o una mala situación; en el caso de la universidad es en el sentido de que se sobrepasen. Recuerdo que con el papá de mi hijo, yo pensé en denunciarle, pero no lo hice por el miedo y las amenazas constantes de él, ya cuando estuve aquí solo pensaba que ya estaba lejos de él, que por fin me liberé, sentía la paz y tranquilidad de haber salido de ahí. En el ámbito educativo, realmente no he pensado denunciar, porque se necesitan pruebas, y luego se corre la voz y la gente se te queda viendo como que en realidad se estuviera haciendo la víctima o que no se esta diciendo cosas reales. Para no exponerse al juicio o prejuicio de las personas es donde se queda callada y eso me imagino que le pasa a la mayoría de nosotros, para no exponernos a ese dedo juzgador que tienen muchas personas, es por eso que se prefiere no decir nada, a la vez que esta tan normalizado ese tipo de conductas en la universidad que si una se queja o reclama algo, salen comentarios diciendo que nos quejamos por cosas mínimas o pequeñas, que somos problemáticas por algo pequeño. La mayoría de las autoridades son hombres por lo que este tema no es tomado en serio, debería haber autoridades más equitativas, pero que sean justas con hombres y mujeres, sin beneficiar a un lado o al otro, algo neutro, consciente, porque también hay casos de hombres que han sufrido violencia, ellos callan, no pueden llorar, porque por esta sociedad machista no se les permite expresar sus emociones o sentimientos.

En las experiencias que he contado, siento que he tenido respaldo en el ámbito educativo en compañeros y compañeras, somos una familia. En el ámbito personal, en mi primera relación, no tuve apoyo de nadie, porque no lo contaba y lo pase sola, sin embargo en mi segunda relación, conté con el apoyo incondicional de mi familia y de amigas, a veces uno piensa porque uno esta casado o tiene hijos, las amistades se dejan de lado, pero he aprendido, que son muy importantes, incluso para no sentirse solo. Esta es una situación que ya le ha ido entendiendo desde hace mucho tiempo, he ido soltando y perdonando.

En un futuro, espero verme como una persona segura de mi misma, que no me afecten las cosas o palabras de los demás tengan sobre mí, si no ser consciente de que estoy haciendo las cosas bien, que si tengo algo que aprender, estoy abierta a hacerlo, de disfrutar de las situaciones y momentos, ser feliz y disfrutar la vida, quiero verme plena y dichosa con mis hijos felices y restaurado, entendiendo que hemos formado una familia de tres, me veo trabajando en lo que se tenga que trabajar, disfrutando lo que se tenga que disfrutar.

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