Bichos raros
Los bichos raros a veces toman forma humana, nos camuflamos entre la gente y si es que no llamamos mucho la atención, pasamos por personas normales, solo existe un detalle y es que cuando un bicho raro se tropieza con otro igual, ninguno sale indemne de ese encuentro…
Nunca supe bien cómo actuar cuando me estaba enamorando, lo sospechaba porque un mensaje me hacía sonreír o una canción me ponía a pensar en esa persona, pero al mismo tiempo, me causaba mucha tensión y tenía que actuar indiferente para que no se diera cuenta de lo que yo estaba sintiendo. Tenía ideas ilusorias sobre el amor, pensaba por ejemplo que amar era darlo todo, luchar y entregarse hasta el último momento, ahora sé que es darlo todo sí, pero hasta donde sea posible.
El amor de pareja ahora lo entiendo como un acuerdo entre dos personas que buscan relacionarse y negociar la situación que van a vivir, con objetivos en común, sincronía, poder hablar sin sentirte extraña, antes pensaba que tenías que casarte, tener hijos, que el matrimonio era el compromiso fundamental de la vida y si una relación no llegaba a ello, entonces no valía. Pero leer y estudiar sobre esto ha hecho que cambie mi punto de vista, todavía siento que es un clímax del compromiso, creo que todavía lo quiero, aunque sé que no es tan importante me gustaría poder experimentarlo.
Creía que el amor estaba predestinado, pensé que el primero iba a ser el amor de mi vida, que el primer amor era todo, que mientras más sufrías, más amabas, la vida te iba a recompensar el doble, te iban a querer más, también creí que los que se pelean se desean, en mi casa era así. Ahora se que amar es una decisión, el amor no va a bajar del cielo para amamantarlo y guardarlo en tu regazo. No creo en la idea de sufrir y llorar para amar, el amor no debe doler, la dificultad debería estar en construir, no en rogarle que se quede.
Detesto con mi vida los roles de género, mi mamá me decía “por ser mujer tienes que cocinar, tienes que planchar, tienes que lavar”, yo le contestaba que no; que “mis hermanos también lo podían hacer”, pero ella insistía en que yo era la mujer, pero con el tiempo ha cambiado.
En pareja, creo que los dos pueden asumir los roles, yo siempre me he quedado con el rol de la que cuida, la que se preocupa, la que le da abrigo, la que está pendiente de todo, al mismo tiempo buscaba un apoyo, alguien con quien pueda armar un equipo, “no me gusta cocinar, pero si tú lo haces, yo puedo lavar los platos” y así con todo.
También lo económico para mí, siempre debe llevarse en equidad. Mi mamá me decía que debo estudiar y tener mis ingresos para no estar como ella, esperando que mi papá le dé el dinero a fin de mes.
Las historias de princesas no me gustan, Cenicienta era la típica chica que estaba ahí contra todo, veía películas donde dos estaban juntos desde chiquitos y luchaban por su amor y aunque esas historias me influyeron, no se comparan a la forma en que más influyó la imagen de mi mamá, abnegada, dispuesta a entregarse y perdonar siempre.
De niña, presencie la relación de mis padres, era muy conflictiva había violencia intrafamiliar, mi vida estuvo llena de gritos, llantos y golpes. Aun así, mi mamá nunca se enojó con mi papá él era quien se enojaba. Yo siempre imaginaba tener alguien como mi papá, hasta que descubrí qué le era infiel a mi madre, creo que es algo que no lo he podido superar, él encontró la forma de culparme, culparnos por haber llegado a descubrir tal situación.
Mi padre por su empleo no pasa mucho en casa, pero cuando llegaba empezaban los conflictos, me causaba sentimientos ambivalentes verlos, porque mientras una parte de mí quería que se separaran para que se termine la violencia, otra parte quería creer que el amor para siempre era posible, un día mis hermanos y yo hablamos con ellos, les dijimos que nosotros ya éramos grandes y nos podíamos ir, pero que ellos no podían seguir así, de alguna manera conseguimos tocar algo que los llevó a cambiar su actitud, hace diez años la violencia terminó, ellos siguen juntos, ahora tienen una relación bonita, se apoyan, se cuidan, sin embargo, hay cosas que no cambian.
Mi padre fue el amor de la vida de mi madre, por eso pensé que me podía pasar lo mismo, ella se casó muy enamorada, pero yo le tenía miedo mi papá, él decía cosas que dolían, cuando era niña me criticaba por muchas cosas, me decía cosas que afectaron en mi ser e influyeron en muchas de mis inseguridades, me intriga mucho como una persona que dice amarte puede lastimar tanto, me dolía, crecí con una imagen distorsionada de mi misma, dejé de lado muchas cosas sobre mi vida , y hasta ahora muchas me afectan y ha sido complicado entenderlas.
En la universidad también lo conocí, por primera vez pude sentirme cómoda abriéndome con alguien, él me escuchaba, me hacía sentir segura, estaba igual de rotó que yo, cuando estábamos los dos nos alejábamos de todos, de mi familia, de los problemas de los gritos de todo, no veíamos a nuestros amigos, éramos solo él y yo. Pero los fantasmas de nuestras historias nos persiguen y aunque por momentos podemos huir de ellos, cuando no los hemos podido superar se las arreglan para aparecer y arruinarnos la vida, así, casi sin darme cuenta, empecé a actuar similar a aquello que no entendía, me enojaba y esperaba que las cosas pasen por azares de la vida. Las continuas peleas, empezaron a dañarlo todo.
Mi familia casi se muere, porque cuando salíamos las cosas no eran como ellos lo esperaban, una pareja “normal”. Para mí fueron momentos muy bonitos, aprendí mucho, entendí que la sexualidad y amor están relacionados, siempre que haya un vínculo afectivo de por medio porque uno sin el otro no son nada. Siento que he tenido conflictos al vincular sexualidad con afectividad, no siempre me he sentido cómoda y después de esta relación no me sentía bien con nadie más, sentía que lo traicionaba, aunque ya no fuéramos pareja.
Me acostumbré mucho a su interacción y verlo hizo que se haga complicado superarlo, para hacerlo más difícil note que se había fijado en alguien más, así que aquella historia ya solo terminaba.
Pasé unos años llorando, bebiendo, conociendo gente, tratando de olvidarlo, con él sentía que a pesar de las peleas siempre tenía a alguien que me escuchaba y me entendía. Me costó mucho superarlo, esa relación me llevó a realizar un gran cambio.
Tiempo después comencé otra relación que duró algunos años, luego me di cuenta que no teníamos objetivos en común, que me estaba manipulando, que yo no me sentía cómoda con la situación , ni segura , fue una relación complicada, él se llevaba muy bien con sus ex parejas, salían, iban a comer y para mí era difícil porque hasta entonces yo no había podido ser amiga de mis ex, me sentía celosa, era una situación nueva, él también me celaba mucho, pero siento que he cambiado, ahora yo misma me llevó bien con personas que antes ni lo imaginaba.
En esa relación pasé por situaciones en las que mi pareja me culpaba por todo, decía que era una persona perfecta y que yo no lograba hacer las cosas sin molestarme, que no sabía hablar ni comunicarme. Me decía “es que tú me haces enojar”, “es que a ti te gusta hacerme enojar”, “tú tienes la culpa de que yo me enoje” y yo sentía esa culpa, pensaba que le debía mucho por haberme aguantado, luego entendí que él ejercía violencia psicológica conmigo.
Esa violencia cambió cosas de mí, después de eso sentí que era hora de hacer algo, porque no quería estar en una relación así nunca más, me di cuenta de que soy fuerte, que puedo hacer las cosas por mi lado, estaba tan acostumbrada a estar con alguien, que sentía que era inútil sola, pero ahora sé que no es así. Ayudó a mi autoestima, volverme productiva, trabajar, hacer las cosas por mí, siento que estos cambios fueron positivos, estoy en proceso de perdonarme, me di cuenta de que el amor no dura para siempre.
Yo pensaba que el amor que tenía iba a ser suficiente para que esto dure, que íbamos a ser felices, pero aprendí que era importante comunicarme, que no es solo amor lo que se necesita para que una pareja se mantenga junta y que sobre todo es hora de que busquemos ese amor, en nosotras mismas antes de buscar en cualquier otro lugar.