top of page
mariposa.png

Parte de mi alma murió junto con él

Mis papás se fueron cuando yo tenía 3 años, durante mi infancia estuvieron en Estados Unidos, mi mamá volvió para cuando cumplí 7, él allá y mi madre aquí, ambos tenían muchos inconvenientes, discusiones, desacuerdos, infidelidades; mi papá volvió cuando yo ya tenía 19; cuando volvieron a estar juntos yo veía sus peleas todo el tiempo, hasta ahora eso no ha cambiado, quizá solo cuando mi papá se enfermó los vi sin pelearse, por eso yo esperaba que en mi caso las cosas fueran diferentes.

Pienso que el amor es la entrega a otra persona, pero esperando recibir de igual a igual, respeto mutuo, confianza, honestidad. Los celos, hasta cierto punto están bien, hasta una mamá con los hijos es un poco celosa, porque quieren su bienestar, yo no he sido celosa, he depositado bastante confianza, creo que la fidelidad es algo muy importante cuando hay un compromiso, es parte de demostrar el amor a la otra persona, cuando decidí estar con alguien era porque lo amaba, podían haber personas más bonitas, más interesantes, podía incluso parecerme alguien más atractivo pero ahí estaban presentes los valores como el respeto. El amor está dentro de uno mismo y se puede ir construyendo con el otro, pero si el otro no está al mismo nivel es mejor dejarlo ir. Si uno le quiere bien, busca el bienestar del otro.

En la adolescencia hay una mezcla de hormonas, a veces no sabes cómo expresar esa atracción por la otra persona, a veces hay expresiones un poco bruscas, se pellizcan, se molestan, pero en la madurez eso ya no debe darse así, de joven nunca fue mi sueño casarme, no sé cuándo cambió eso en mí, pensaba solo en tener un hijo y no estar atada a nadie, viendo la relación de mis padres creía que lo mejor era mantenerme libre, tampoco estaba de acuerdo con la división de roles, no creo que la mujer deba lavar los platos y el hombre no hacer nada solo traer dinero a la casa.

 

Conocí muchos casos de mujeres que además de la casa y las labores domésticas, también tenían que trabajar, dejándose al último a sí mismas, por eso, mis sueños de independencia.

Nos conocimos en el colegio tendríamos 13 años, nos dejamos de ver durante mucho tiempo hasta que un día nos reencontramos en el bus yendo a la universidad, yo tendría 22 años para entonces, nos hicimos muy amigos, podíamos conversar de todo, jugábamos como niños, nos molestábamos sin resentirnos, él estaba ahí para todo y yo para él, cuando pasábamos por un mal momento nos apoyábamos mutuamente, me acompañaba a todo lado, el mismo se ofrecía, yo sabía que era un mujeriego, pero el insistió tanto, me dedicaba tiempo, atención, ni siquiera sacaba el celular cuando estaba conmigo, yo pensé que había cambiado y cuando tuve 25 le di la oportunidad que tanto él había buscado,  de novios, a los seis meses quizá, se esfumó el interés, ya no tenía tiempo, ya no me podía acompañar, empezó a ser inconstante, se iba y venía, para entonces yo ya me sentía enamorada.

Disculpa, se despertó mi niño, se llama Oscar, tiene 4 meses, (sigue hablando mientras acaricia a su bebé en su regazo).

Yo siempre le dejé claro que él tenía libertad, siempre me gustó depositar confianza y no estar encima de mi pareja, por mí no había problema si él salía con amigas o amigos siempre que hubiera respeto a la relación, cómo yo lo hacía. Pero creo que el exceso de confianza resultó negativo, porque empecé a descubrir engaños, mentiras, de todo, me quise separar, pero entonces descubrí que estaba embarazada.

Como lo dije antes, siempre fue mi sueño tener un bebé, durante el primer año juntos hablábamos de tener hijos, formar una familia, así que decidí perdonarlo y tratar de continuar, empecé a notar actitudes raras en él, constantemente me repetía que durante los primeros meses el embarazo es peligroso, que se puede perder, que el amigo le hizo abortar a la novia, él sabía que el aborto para mí era algo inaceptable.

Ese día me miró a los ojos, me sentía feliz, las cosas iban tan bien, mi sueño parecía que se podía cumplir, el me atendía, hasta me dio una bebida porque tenía sed, estaba viviendo en una burbuja de ilusiones, que pocas horas después comenzó a desangrarse, mi burbuja se había pinchado por la peor de las realidades que podía imaginar, entre la sed y su sonrisa no pude notar ni el olor ni el sabor del abortivo, el crimen más cruel y su evidencia corría roja entre mis piernas,  cuando me di cuenta era tarde, le reclamé, me confirmó que había sido él, mató a su hijo y mi sueño de ser madre, con lágrimas me decía que estaba arrepentido. Simplemente fue un poco de sangre, pero esta vez, parte de mi alma murió junto con el embrión que se quedó dentro de mi útero.

Traté de seguir adelante, de enfocarme en mi profesión y otros proyectos, pero estaba triste, vulnerable y él lloró tanto, que al final intenté perdonarlo y seguimos juntos, pero entonces me volvió a destrozar, un día una muchacha me contactó para reclamarme por haberme metido con un hombre comprometido, me dijo que él tenía una hija de 6 años y un bebé recién nacido con ella.

Lo confronté y como siempre me pidió perdón, dijo que había tenido a su hija oculta, que ni su propia familia lo sabía, que lo había escondido por miedo a que ya no le apoyaran en sus estudios, que me amaba, que mil cosas más. Nos manipuló a las dos, a ella diciéndole que la relación conmigo fue un error, a mí jurándome que ya no tenía nada con ella más que a su hija en común, luego supe incluso que él cobardemente le había dicho que yo me aproveché cuando él estaba borracho para tener relaciones sexuales, al reclamarle por qué había mentido de esa forma solo se molestó más, y terminó diciendo que eso no me afectaba.

Quería terminar, me alejé el me volvió a buscar, una a veces es ciega, no es ni por amor, sabía en el fondo que él no iba a cambiar, que siempre buscará la forma de manipular a la una, a la otra, estaba en ese dilema cuando una nueva luz brilló para mí y supe que estaba embarazada nuevamente.

Me puse tan feliz, pero al mismo tiempo no sabía cómo actuar, tenía miedo de decirle, de que se repitiera la historia. Me alejé y esta vez le oculté el embarazo hasta las 12 semanas esperando que ya no haya peligro, y cuando le dije lo que pasaba, de nuevo me manipuló, me invitó a comer “para conversar”, me había dicho que quería estar conmigo y formar una familia con nuestro bebé, pero otra vez… le había puesto pastillas a mi bebida, note un polvito, como una masita rara, él dijo que no sabía que era, hasta se fue a reclamarle a la chica que nos atendió, había intentado matar a otro de mis hijos, desde ahí todo mi embarazo fue angustiante.

No lo volví a ver mientras estuve embarazada, desde que mi hijo nació, ha vuelto a atacar con palabras, que quiere estar con nosotros, que nos va a ayudar económicamente, pero como es su estilo siempre hay un pretexto, el dinero nunca llega, conoce al niño porque lo he llevado con su familia, cada vez que ofrece venir a verlo, algo le pasa, una sola vez lo llevó con el pretexto de comprarle ropa, seguramente como estrategia en fin, parecen muy claras sus intenciones, pero para mí la sexualidad y el amor van ligados, por eso perdió su oportunidad y ya no me manipula.

 (Oscar llora, ella se apura a mecerlo, es tan dulce su caricia que él se tranquiliza, está seguro, ella lo mira como una leona protectora, todo está bien, sigue contándome su historia).

Tengo claro que el primer amor no es el único, ni que deba permanecer junto a alguien hasta la muerte, o tendría que soportarlo todo, tal vez hasta que me mate. Nunca he dependido de nadie, mucho menos ahora, aprendí de mi mamá, ella era la que tenía los pantalones y siempre encontró la forma de que salgamos adelante y generar ingresos.

Dolor… decepción, yo confié en él y no fue la mejor elección, fue violento conmigo no con golpes, ni gritos, pero violencia es un daño intencional, junto a él conocí formas de violencia que nadie ve pero sus secuelas persisten en el tiempo, la violencia psicológica es como una serpiente que se mete en los huesos y te devora poco a poco, y cuando te das cuenta eres una sombra que desaparece. Pensar en él duele, raspa, pero este dolor es mío no de mi hijo, el nunca sabrá que su padre fue el verdugo de su hermano y casi de él mismo o que hizo de mi vida un infierno, y si alguna vez se abre otra puerta cada cicatriz será como un mapa en braille que me recordará cual es el camino de regreso. ¿El perdón? Esa es otra historia.

Cuando era niña quería la independencia que ahora tengo, y de alguna manera el dolor me ha llevado de vuelta a mi camino, pero ahora de la mano de mi niño.

La hora de despedirnos llegó, ella acaricia a su hijo, y cuando regresa a ver, me da el más lindo regalo que pude esperar, una sonrisa que me dice que todo lo vivido valió la pena y que ambos van a estar bien.

mariposa.png
bottom of page