Me peleé conmigo misma y con mi cuerpo
Tuve dos relaciones violentas, la primera cuando tenía 15 fue una relación de dos años. Me sentía tan afortunada, él era “perfecto”, el más popular, deportista, guapo, tenía un cuerpazo, mi príncipe azul, yo no sabía porque se había fijado en mí, así que me esforzaba mucho por complacerlo, le hacía postres que él los recibía con indiferencia, pero esa indiferencia a mí me daba ánimos para mejorar y al día siguiente traerle algo con la esperanza de que le guste más, aceptaba lo que me dijera, si él quería que lo acompañe, que le tome fotos, que haga cosas por él, ahí estaba yo, mis amigas que pensaban que él no era la persona adecuada para mí, me dijeron:
-Escoge, nosotras o él, y obviamente lo escogí a él.
Hace poco encontré mi diario, y pude ver las grandes comparaciones entre las cosas que escribía de niña y todo lo que empecé a vivir con él, para mí todo era nuevo, la primera vez que conocía a su familia y él a la mía, la primera vez qué íbamos a la playa, mi primera vez.
Empecé a tomar hormonas, eso primero me causó un aumento absoluto en mis emociones, todo lo vivía con tanta intensidad, pero no me importaba todo valía la pena con tal de seguir juntos, pero también me hicieron subir de peso y al final ese fue el pretexto que mi novio usó para terminar conmigo, lo hizo justo el día de mi graduación. Después de todo lo que hice para complacerlo, se atrevió a decirme.
- No me mereces, estás gorda, eres una tonta que no hace ejercicio- y un montón de cosas más.
Antes ya había roto conmigo una vez, incluso admitió que estuvo con otra persona, que me fue infiel, pero no me importaba yo le rogaba para que no me deje, pero creo que al final fue mejor que lo hiciera, porque si él no me hubiera terminado, creo que yo no lo hubiera podido dejar.
Nunca antes había experimentado tanta soledad, me di cuenta que construir mi mundo alrededor de él me había dejado sin nadie a quien recurrir, nunca me sentí tan sola. Me volví mucho más insegura, desarrollé un trastorno alimenticio, me peleé conmigo misma y con mi cuerpo, por muchos años.
Ya en la adultez tuve otra relación, con un chico que fue mi mejor amigo casi toda la universidad, mucho después supe que su amistad era un pretexto y que les tenía amedrentados a todos para que no se me acercaran.
- Ella es mía- pueden vacilar con todas, pero a ella, no se le acerquen. - Les decía.
Yo no me había dado cuenta y creía en su amistad hasta que empecé a salir con él, fue una relación de muchas fiestas y mucha vida social, los dos tomábamos alcohol. En ese entonces yo no pensaba que estuviera mal, pero me incomodaba que su familia tenía comportamientos un poco extraños, su madre no estaba porque trabajaba en el extranjero para poderlos mantener, su padre constantemente estaba en las reuniones sociales con nosotros y nuestros amigos, era como un chico más. Una voz en mi cabeza constantemente me repetía que no confiara del todo en él, pero eso cambió cuando un fin de año, me invitó a su casa, la había decorado con muchas flores y un momento se arrodillo y como en los cuentos de hadas hizo la gran pregunta
- ¿Te quieres casar conmigo?
Acepté, decidí entregarme por completo y dejar la desconfianza, él me había pedido matrimonio como en los cuentos de hadas, así que yo debía responder de igual manera, pero la voz en mi cabeza no se acallaba.
- ¿Con él te quieres casar, estás segura?
Y yo creía que estaba segura, no en vano había sido mi amigo por tanto tiempo, pero un día las cosas cambiaron, estábamos en una fiesta en su casa, su hermano, su prima, su padre también estaban ahí, se hizo de noche y mi papá me llamó, yo entré a su cuarto para contestar, luego noté que él estaba detrás de la puerta, tratando de escuchar la conversación.
- ¿Con quién hablas? - dijo
- Con mi papá, ya me tengo que ir – contesté.
Se alteró tanto, me grito:
- ¡Tú siempre me mientes! ¡Me traicionas! Eres una perra, siempre quisiste volver con tu ex, porque lo único que te importa es la plata ¡Interesada, mentirosa!
Yo estaba en shock, nunca lo había visto de ese modo, empezó a sacudirme y me botó contra la cama, forcejeaba conmigo, su padre entró a detenerlo y me ayudó a salir de la habitación. Todas sus acusaciones eran absurdas, ni lo traicionaba, ni le mentía, ni nunca me interesó el dinero, yo sabía que él no tenía una situación económica muy estable y no tenía ningún problema en ser yo quien realizaba los gastos en nuestra relación.
Afuera de la habitación yo lloraba, vino su hermano y él estaba tan enloquecido que llegó a los golpes con él. Pese a la escena de violencia que había, su padre, su prima y su hermano lo normalizaron por completo, diciéndome.
- ¿Pero qué le dijiste para que se ponga así? Algo le debes haber hecho.
Yo quería irme y terminar con él, pero su padre muy insistente me convenció de que nuestra relación era muy importante como para dejarla así, por lo que casi me forzó a entrar nuevamente al cuarto a hablar con él que seguía alterado e insultándome.
No sé bien por qué, pero lo perdoné y continuamos juntos por unos meses, pero ya no era lo mismo, ahora lo veía cada vez más violento, y aunque le dejé claro que nunca más me podía tratar así, él sacaba su ira con otras personas, en especial cuando tomaba, le buscaba pelea a alguien más. Ya no me sentía bien, la voz que se encontraba en mi cabeza ya era un grito constante, pidiéndome que no siguiera ese camino.
Terminamos y no lo he vuelto a ver, ha llamado un par de veces cuando supo que salía con alguien más, básicamente para insultarme y dejarme claro que:
- Cambiaste un Ferrari por un carro cualquiera.
Me alegra, que no se le haya roto la autoestima (Ríe)
Sobre la relación con mis padres… bueno, mi madre me crió, aunque mis primeros años pasé mucho con mi abuela, porque mi mamá estudiaba medicina cuando me tuvo, siempre he sentido una presión de parte de mi madre para lograr la perfección en mí, (se le humedecen los ojos) constantemente me decía:
- Tienes que sacarte diez, debes ser la mejor alumna.
Y eso intentaba, me esforcé por ser la mejor estudiante, me gradué con honores, aunque luego descubrí que eso no sirve para nada, en cuanto a mi padre, yo lo quería mucho, lo había idealizado, pero cuando cumplí 11 años, mi madre descubrió una infidelidad y lo perdonó, porque siempre ha pensado que “el amor todo lo puede” ella dice:
- Si él es malo, yo lo puedo hacer cambiar, si le doy todo el cariño del mundo, él va a cambiar y voy a perdonar y perdonar hasta que las cosas estén bien.
Pero yo no pude hacer lo mismo, mi papá perfecto se desvaneció ante mis ojos y dejé de confiar en él. Ellos pudieron superar la situación y ahora se llevan bien, no tanto así conmigo, no les cuento ni lo que pienso, ni lo que me pasa, lo intenté con mi mamá cuando terminé con mi último novio, le dije lo que pasó y ella lo tomó como lo más normal del mundo, incluso llegó a decirme:
- Yo te conozco y sé cómo eres, seguro le dijiste algo, por eso se puso así.
Por eso prefiero no contarles mayor cosa, ni siquiera cómo me siento, ni mis ideas, porque pensamos tan distinto que creo que sería infructuoso tratar de llegar a acuerdos, ellos son muy tradicionalistas, y yo critico mucho esas formas de pensar, por la manera en que me han afectado. Creo que, por esa forma en que la me criaron siempre busqué a alguien que me cuide, ahora me doy cuenta que eso no está bien, querer estar siempre con alguien que vea por ti no tiene cabida, porque al fin y al cabo la persona para quién debes ser importante, es para ti misma.
Mi mamá me repetía.
- El hombre debe cuidarte
Pese a que ella siempre ha sido quien hace frente a los gastos y las decisiones de la familia, no solo en nuestro hogar, incluso así era con sus hermanos.
Pero mi mamá todo lo hace en nombre del amor, yo creo que enamorarse es entender que la otra persona es para ti tan importante como tú eres para él y que se pueden acompañar. Cuando era más joven, creía que la pareja era un complemento que; si yo era desordenada, él era ordenado; y si yo soy mala, tú eres bueno estaba convencida de que existía una media naranja.
Pero con el tiempo aprendí mucho, como que los celos no tienen sentido, que la idea de que “te celan porque te aman” no es real. En mi primera relación yo era sumamente celosa porque lo veía ideal y sabía que él tenía muchas amigas y yo le celaba porque tenía miedo de que se fijara en alguien más, a la mala aprendí que si alguien quiere estar contigo pues no tienen sentido los celos. Creo que si alguien te quiere y te valora no te es infiel, no hay razones para ser infiel si la persona que tienes a tu lado te hace sentir suficientemente valorada. Si tú quieres a alguien, esa relación debería estar llena de diálogo y comunicación, si algo no te parece lo podemos hablar y llegar a un consenso, no sirve llevar el rencor en tu corazón para siempre.
No creo que el amor tenga que ver con el sufrimiento, entre estas dos “relaciones desastre” tuve una relación bastante agradable pero no sé por qué no era suficiente para mí y me aburrí un montón, esa fue la primera vez que me sentí querida, pero me terminó fastidiando.
Me acuerdo que les decía a mis amigas:
- Si me peleo con él, es porque no quiero que la relación sea aburrida.
Las peleas fueron algo recurrente en mis relaciones. Sobre todo durante la primera, en la última relación, no peleábamos tanto, por eso me sorprendió de esa forma verlo perder el control.
También creo que los roles de género son imposiciones sociales, las instituciones nos han enseñado que hay que hacer las cosas de cierta forma, hasta hace muy poco no los cuestionábamos, la mayoría de seres humanos no nos preguntamos por qué son así las cosas, las mujeres hasta hace poco pensaban que estaban destinadas a tener a una vida exclusivamente en sus casas y yo creo que la mujer no está hecha para eso, ni pasar su vida cuidando hijos ni cocinando, ver el ejemplo de mi mamá me ayudó, ella siempre ha tenido un mayor sueldo que mi padre, pero la infancia la pasé con mi abuela y ella tenía muy marcados los roles de género, pese a que enviudó joven y tuvo que sacar adelante a sus hijos ella sola, me repetía:
- Les voy a contar a todos que no lavas los platos, les voy a decir a todos que no cocinas bien.
- ¿Por qué mi hermano no hace lo mismo que yo? Él también puede poner la mesa, puede cocinar, puede lavar la ropa ¿Por qué tengo que ser sólo yo? - Le contestaba
- No, las mujeres no hacemos eso, las mujeres servimos la mesa y al hombre le servimos primero. Las mujeres no jugamos juegos bruscos, no jugamos fútbol, ni a las escondidas. Ella tenía un montón de reglas.
Creo que también en estas ideas influyó la religión, ahora, no practico ninguna, pero mis papás son católicos y yo tuve que asistir a una escuela católica durante 13 años, aunque ahora trato de luchar contra esas ideas considero que ya son parte de mi inconsciente; las encuentro en temas como el matrimonio, que llegué a pensarlo como una meta a alcanzar o eso de “para toda la vida” porque en algún momento lo creí, por eso me aferraba a mi primer novio pese a sus malos tratos. Otro tema fue el concepto de “virginidad” recuerdo que tendría unos 14 años, cuando me llevaron a un retiro espiritual, en donde nos dijeron:
- Las mujeres son como una flor y cada vez que mantienen relaciones sexuales, pierden sus pétalos, así que cuando llegue el hombre de su vida, esa mujer ya no va a tener nada que ofrecerle.
Eso para la mente de una adolescente es sumamente fuerte, ahora ya no tengo esas ideas. Por eso cuando mi primer novio terminó conmigo fue como si me dieran un sacudón para darme cuenta de que las cosas no son así. Ahora entiendo que el amor y la sexualidad no tienen que estar relacionados, al menos para mí lo importante es conocer a la persona y sentirme bien con él.
En mis relaciones de pareja creo que no tengo muchos problemas en cuanto a la sexualidad, sin embargo hay ciertas cosas no resueltas, porque sufrí una violación cuando tuve alrededor de 4 años, en realidad fueron tres agresiones diferentes, con tres personas distintas, dos de ellos familiares, esto estuvo bloqueado por años, hasta que comencé mi vida sexual, hay cosas que son cómo un disparador en mí cabeza, que desencadenan ciertos recuerdos y conductas, nunca he hablado de eso y no lo sabe nadie de mi familia. Mis padres no entienden por qué yo odio las reuniones familiares, cuando me encuentro con mis agresores no puedo verlos, no puedo hablarles, ni siquiera saludar con ellos. También estoy molesta con mi abuela porque ella fue la única testigo en ese momento, pero lo que hizo fue culpabilizarme, me dijo:
- Esto es tu culpa, por estar jugando con varones, ni se te ocurra decirle esto a tus papás porque tu tío - el papá de mi agresor- Le va a pegar a tu papá y yo mismo me voy a encargar de que le pegue.
Yo era tan pequeña que no entendía lo que pasaba y tuve miedo de destrozar a la familia, por eso me callé y aunque he querido hablarlo lo he estado posponiendo durante años.
Tuve que callar la violencia desde muy pequeña, y en mis relaciones la normalicé, ahora entiendo que violencia es cualquier acto que hace sentir a la otra persona inferior, cuando yo sufrí estas agresiones me sentía sumamente chiquita, sentía que no podía hablar sobre todas las cosas que me habían pasado.
En mi primera relación no me daba cuenta que él utilizaba violencia psicológica conmigo; yo pensaba que era normal porque veía las novelas donde pasaba eso y seguían, ella le perdonaba todo y creía que era algo propio de la relación, recuerdo que una vez peleamos en un recreo, ni novio me había dicho:
- Eres tan tonta, que ni siquiera entiendes el motivo por el que estamos peleando.
Le conté a una de mis amigas y ella me dijo que seguro era broma y que los hombres son así, yo le di la razón.
La violencia me cambió, ahora me cuesta muchísimo confiar en las personas yo no puedo hablar con personas nuevas hasta ubicar quiénes son, que piensan y luego poder expresarme, la mayoría de gente piensa que yo soy brava, pero la verdad es que me da miedo hablar de lo que siento porque temo que me juzguen o que me hagan daño, creo que por estas cosas he perdido oportunidades, de tener amigos, oportunidades laborales, creo que podría tener una mejor relación con las personas en general si no hubiera vivido violencia.
Ahora sé que ni el amor, ni las cosas negativas son producto de hechos sobrenaturales, ni milagros, un tiempo pensé que me iba a quedar sola para siempre, estaba convencida de eso, pero ahora salgo con alguien y estamos intentando que las cosas funcionen. Ahora cuestiono esas cosas, cuestiono todo lo heteronormativo y lo que nos coloque en un lugar de sumisión.
Mis principales influencias culturales fueron todos los libros que leí de chiquita, Recuerdo a la Cenicienta y mi libro favorito “Cumbres borrascosas” de Emily Brontë, las películas de Disney, las novelas porque vi muchas junto a mi abuela. Intento sacarme esas ideas de la cabeza, aún tienen presencia, aunque sé qué es irracional ya es parte del subconsciente. Con mi primer novio vimos la película enredados, el chico que rescata a la chica, esas ideas de que alguien venga a salvarte y a cuidarte