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Algo horrible me

aprisionaba el pecho

Mi familia me enseñó que las parejas se tratan con golpes e insultos de vez en cuando, que la traición es cotidiana.


Las relaciones que conozco no me dan la confianza en la fidelidad y compromiso, por ende tengo la constante sensación de que yo también me encontraré con algo así, cuando estoy en pareja me encariño pronto y me entrego al cien, buscando el afecto que no tengo en casa por la parte masculina.


Suelo comportarme, detallista, cursi, pendiente del otro, siento que soy importante y todo se vuelve pura alegría, pero cuando la relación se acaba también termina todo lo bueno de mi vida, en todos los otros ámbitos también.


No soy muy creyente del matrimonio, ni mis padres, ni mis familiares, ni todas las relaciones que he visto me han generado la ambición de tener uno. Por eso desde siempre les he dicho a mis papás que no me quiero casar, aunque lo he pensado cuando he estado ilusionada creyendo estar enamorada.


Pienso que los celos son tolerables cuando son chiquitos, te hacen sentir querido y que se preocupan por tí, si son muy intensos se vuelven tediosos y la relación se acaba.


Creo en el amor y creo que dos personas tienen que llegar a encontrarse, que estamos predestinados, que el hilo rojo existe, creo, o creía, pero…  


Lo conocí por un amigo, ellos eran compañeros de trabajo, fuimos a comer y comenzamos a hablar, él no me atraía, pero insistió durante mucho tiempo así que me dejé llevar y aunque nunca dijimos que eso era algo formal, para mí lo era y cómo no creerlo así, si incluso un día me entregó la llave de su departamento.  


Desde el principio dijo:  


-    A mí no me gusta que cojan mi celular

Y yo por supuesto estaba de acuerdo, porque creía en la confianza y el respeto.


Pero algo no estaba bien; primero descubrí que me había contagiado una ITS, cuando lo confronté lo negó, me culpó a mí y comenzó a victimizarse, cuando para mí era claro que no había manera de que yo hubiera podido contraer algo antes de nuestra relación, al final se portó “comprensivo” y continuamos la relación, empecé a sentir desconfianza y una noche en la que cumplimos siete meses y él se embriagó, tomando valor y sintiendo que actuaba en contra de mis propios principios me atreví a revisar su teléfono, encontré muchas conversaciones en las que coqueteaba con todo el mundo, pero especialmente con una chica con quien tenía planes de matrimonio y hasta de tener un hijo…


No pude soportarlo más, me comuniqué con la chica de manera muy educada, quien me contó que al igual que yo, también era su novia, que llevaban juntos el mismo tiempo que nosotros, pero a la distancia y tenían planes para el futuro, lo confronté y me culpó a mí por revisar sus cosas, dijo que “yo era la loca que él tenía derecho a chatear, que solo era virtual y por lo tanto eso no era importante” … me pregunto ¿Qué pensaría él, si era yo la que hablaba así con otras personas?

 

Pero después de todo, aun no entiendo cómo, pero lo perdoné.


Yo estaba lidiando con problemas de salud muy fuertes y requería internarme algunos días, mi autoestima estaba lastimada y mi ansiedad subió mucho en ese tiempo al estar alejada de todo, mientras él, se comportaba extraño y distante.


Cuando retomé mi vida, unos amigos me invitaron a una parrillada así que acepté ir para despejarme, él estaba ahí… también estaba una chica con la que pasaron toda la noche coqueteando frente a mí, yo evidentemente estaba molesta, ella se me acercó y me dijo:


- Te noté rara como que estás enojada.


-  Se están coqueteando- contesté.


- No, no te preocupes, él tiene cara de perrísimo y yo con esos no me meto.


- ¡Qué gran consuelo! Me dije a mi misma.


Esa noche él quería que fuera a dormir a su casa, yo no podía dejar de llegar a la mía, así que me fui y pese a la desconfianza que me provocaba la situación, lo dejé con la promesa de que mañana lo iría a ver en su departamento.


Al día siguiente, algo horrible me aprisionaba el pecho, fui a su casa, vi su auto afuera, y traté de calmarme, al menos supe que había llegado bien, temía que algo le hubiera pasado al manejar después de tomar alcohol, subí a su departamento, él sabía que lo vería a esa hora, pero el momento en que empecé a abrir la puerta, lo escuche alarmado preguntar:


- ¿Quién?


Entré y me encontré con una escena muy turbia


En la sala tirado un brasier junto con otras prendas, la chica de la fiesta sin ropa en la habitación y mi novio desnudo saliendo a recibirme con una frase absurda en los labios.


-Mi amor, ella se quedó a dormir, yo sabía que ya venías y justo estaba entrando o saliendo (la verdad no recuerdo) a la ducha para bañarme.


- ¿Y ella por qué está desnuda? Pregunté temblando.


- No sé pregúntale a ella, me contestó.

Me dio explicaciones que yo no entendía por el shock, recuerdo cosas como que: “ella vivía por el sector, que él se había ofrecido a llevarla, que ella estaba muy mal y se quedó dormida… y muchas cosas más”.

 

Finalmente se puso a la defensiva y cómo siempre yo era la loca.  


Me fui de ahí y hubiera querido irme de su vida para siempre, pero no pude, el pretexto de una deuda pendiente que él mantiene conmigo nos hizo volver a vernos, él quería retomar las cosas, siempre ebrio, pero esta vez no esperé para ver nuevamente su celular, no sé si eso estuvo bien o mal, pero necesitaba hacerlo.


Descubrí que el día que nos encontramos, había contactado como a cinco mujeres más, pero solo yo respondí, no me pagó, hasta ahora no lo ha hecho, me dice que soy una mala persona por pretender cobrarle mi dinero.

 
También vi que seguía chateando con la chica de la fiesta, quien le había escrito. “Si sabías que tu novia iba a ir ¿Por qué no me llevaste a un motel?”


El me insultó por ver su teléfono, me trató de lo peor, esa fue la primera vez que me hablaba de esa forma y en cada mensaje yo temblaba .


Aún por chat siguió insistiendo en conversaciones ambiguas donde se mezcla "el cariño" con los insultos, me dice que “soy un asco de persona y de mujer, que él es demasiado hombre para mí, que él siempre ha tenido las mujeres que ha querido y que le alegra que yo cayera, también que me extraña y de nuevo, reclamos por no saber atenderlo como se merecía”.


En realidad, ahora puedo ver la manipulación a la que me sometía, su egolatría y la forma en que al igual que a mí, pretende manipular a cuanta mujer encuentra.  


Aprendí además con el paso de los meses que lo peor no fueron sus infidelidades sino lo irresponsablemente al contagiarme una ITS, la cual me ha generado problemas tanto de salud como externos con más personas por no saber cómo actuar ante esto que yo no pedí.


En esa relación perdí: la paz, la salud, algo de dinero que a la final no importa, aunque sería de utilidad para mí, pero gané una experiencia, aún tengo la esperanza de que mi entrega al cien por ciento sea valorada por alguien que sí valga la pena y encontrar mi final feliz.


Felicidad, ese estado de plenitud aun cuando las circunstancias no sean perfectas.

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