MANIFIESTO DEL FEMINISMO DEL AMOR
Tenemos derecho a vivir el amor, el enamoramiento y la sexualidad sin ataduras, ni coacciones. La pareja, al igual que las etapas de la vida, es variable y diferente en cada experiencia. La sexualidad y el amor son elementos complementarios, mas no se requieren uno del otro para vivirse a plenitud.
El amor debe experimentarse en libertad. Los celos, control, maltratos, sufrimientos, no son aceptables. Desistimos de los mitos del amor romántico y proponemos que la vida en pareja incluya negociación constante y equilibrio en el dar y recibir. No renunciamos a nuestros espacios íntimos, metas, gustos, intereses, vida social ni familiar. Tampoco renunciamos al ejercicio de la ternura y de los cuidados mutuos. Creemos que el matrimonio, los hijos o la exclusividad deben ser tratados como una opción, mas no como un mandato social. La persona que nos acompañe debe tratarnos como su igual sin jerarquías, en todas las circunstancias y sin excepciones. La fidelidad la entendemos como un elemento a negociar por cada pareja y debe alejarse de construcciones morales. Demandamos y ofrecemos honestidad con las necesidades físicas, separadas de las emocionales.
Consideramos que los hijos son un proyecto en conjunto que requiere el involucramiento de padre y madre en iguales proporciones sin que sean necesarios los lazos sentimentales de pareja para llevarlo a cabo, pero sí la responsabilidad compartida y el respeto por el otro. Estamos seguras que los hijos que nazcan de estos acuerdos estarán en mejor posición para vivir sin violencia y para construir relaciones de equidad.
Entendemos que el amor es una parte importante de nuestras vidas, pero no es el centro de ellas. Renunciamos a la idea de que estar en pareja nos haga mejores personas. Merecemos ser parte de la vida en los espacios públicos, así también nuestros compañeros merecen compartir los espacios domésticos en igual proporción con las responsabilidades que esto conlleva para ambos. Queremos compañeros que rompan el pacto patriarcal de relacionarse por medio de la competencia, la violencia y los mandatos de crueldad. No deseamos ser “conquistadas” ni queremos demostraciones de poder sexual, intelectual, bélico, político o moral. Proponemos relaciones de equidad, donde las mujeres podamos tener un rol activo para escoger pareja y no esperar solo a ser escogidas. Rompemos con la actitud de sumisión que históricamente hemos tomado en lo que respecta a relaciones de pareja. Esperamos que ellos dejen de escucharse solo entre sí y nos escuchen también a nosotras. Finalmente, nos comprometemos a trabajar para abandonar los prejuicios machistas que crean hombres y mujeres infelices.
Ale