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Aquí te compartimos nuestras historias para las que hemos utilizado la metodología de producciones narrativas.

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Si has llegado aquí y te sientes identificada con alguna de nuestras historias; si viviste una historia similar hace mucho tiempo, sí conociste una historia igual o sí estás viviendo una situación así, quiero que sepas que te abrazo con toda mi fuerza, luz y bondad. ¿Sabes? Después de vivir en mi propia piel una historia de violencia, desearía que nunca más alguien que ame, alguien cercano o ninguna otra mujer en ningún momento pase por algo así, pero hace poco me di cuenta que incluso cuando me sentía absolutamente sola nunca estuve realmente sola; es una, dos y somos miles quienes hemos sido marcadas por la violencia, aquí, allá y en todo el mundo.

 

Es una realidad que se replica a diario en la vida de millones de mujeres. La violencia hacia nosotras tiene una larga historia y hace mucho se adhirió al sistema por ello se manifiesta descomunalmente en tantas esferas, en una multiplicidad de formas.  Mi historia en particular fue devastadora para mí en su momento, no hacía falta que otro me lo dijera, era yo quien me repetía siempre que no podría lograrlo, que no podría volver a sentirme bien, libre y feliz.

Meses pasaron y me despertaba sabiendo que no, no estaba bien y me iba a dormir sabiendo que no, no estaba bien. ¡Quería estar bien! Pero no hallaba las herramientas. Recuerdo que deseaba constantemente ser rescatada, por una versión mejor de quien en ese entonces era mi pareja, un tiempo más tarde descubrí que estar conectada a esa persona me traería profundas decepciones, sueños rotos, malos recuerdos en días festivos y en no festivos, lágrimas, diversas amenazas a mi salud mental, una tremenda perdida de fe y ese constante nudo en mi garganta. Fue como estar encerrada en una bola de cristal en donde el sol no llegaba. Después de entender todo esto y otras cosas más,  poco  a poco me fui rescatando sola y ha sido el mejor y más valiente rescate que yo pueda imaginar.

 

Compañera de batalla, yo me aferré a todas las manifestaciones de amor que pude hallar en el camino; mi sublime perro, mi familia, mis amigos, hermanas que fui haciendo con el tiempo,  a una organización que lucha por el cambio, al rock y otros géneros musicales y a las mil cosas más (pequeñas y muy sencillas) que de poco a poco hicieron que vuelva a sentir cosquillas en mi pecho. Te abrazo una vez más y te pido que por favor no te quedes sola, que no te calles, que entiendas que no exageras, que no estás loca. Querida, busca ayuda, herramientas y recursos, rescátate y acompáñame. Yo sigo batallando por mí misma, sobre mi propia historia y por otras más como yo.  ¡Hoy no se vale claudicar!

 

 

Con amor,

S.B.J.

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